Juguemos al escondite
Sin normas, ni miedos
Nos adentramos en el bosque
Enorme, oscuro, espeso.
El silencio es casi palpable
El aire húmedo,
nos cala los huesos.
No hay más luz
Que la de las estrellas
La luna hoy es nueva
Nuestros ojos aquí no sirven
Los oídos engañan
Se oyen crujidos
Se oyen susurros
Nos guiamos por otros sentidos
¿Podéis olfatear el miedo?
Tocad las hojas del suelo
Saboread sentimientos
Si dejáis que el pánico os guíe
podéis daros por muertos.
Jugábamos por diversión,
Siendo niños traviesos,
nos decían que no nos adentrásemos
pero tuvimos atrevimiento.
Hasta que una vez la más pequeña desapareció
y a casa nunca más ha vuelto.
Nadie quiso creer nuestros cuentos
cuando dijimos que esa noche
la pequeña Lu actuaba extraño,
que sus ojos brillaban de forma especial
en un tono verde nada normal
que no nos escuchó cuando dijimos
<<Nos vamos>>
sino que, como hechizada,
se adentró en una laguna
diciendo seguir una música que nadie escuchaba;
cuando quisimos llevarla con nosotros
ninguno pudo encontrarla.
En su lugar tan solo peces plateados
y una melodía cantada con su voz distorsionada.
Desde entonces nadie duerme.
Sus padres lloran, la dan por perdida.
No creen nuestra historia, nos echan la culpa.
Nosotros cada noche
salimos en su búsqueda.
Nos internamos en el bosque,
temblamos, lloramos en silencio;
buscamos a Lu, ella se esconde
oímos su voz que ríe y se burla
manchas de sangre en los árboles.
Sentimos que somos los responsables.
Pues no hicimos caso cuando nos dijeron
que el lugar lo poblaban los entes más siniestros
la rebeldía de unos pocos
arrastró a los más pequeños
El temor de ser expulsados de un grupo
los arrastró al infierno.
De eso hace siete años.
Y una noche cada siete meses,
inevitablemente,
desaparece el más pequeño;
tragado por el bosque,
arrastrado por sus compañeros
y solo quedan entre los árboles
gritos y burlas, risas y miedos
pero aún no hemos aprendido
y seguimos desobedeciendo.
Un espíritu llamado Lu nos anima a ser traviesos
nos atrae con canciones y juegos
y se ríe estrepitosa cuando en la laguna perecemos.
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