Fairy Oak

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miércoles, 29 de abril de 2015

LA MUERTE DE NEIL GAIMAN

"Quería una Muerte que se preocupara... como Ella"





The Sandman es obra de Neil Gaiman. Es mi serie de cómics favorita, y de sus muchos personajes, Muerte es quien más me gusta con diferencia.

Muerte acompaña a cada mortal dos veces en la vida. Habla con ellos al nacer pero como nadie recuerda lo que le dice, no se acuerdan de ella en la segunda visita, al final de sus vidas. Un día cada cien años, Muerte viste un cuerpo de mortal para comprender mejor lo que sienten las vidas que ella se lleva, para probar el amargo sabor de la mortalidad: este es el precio que ha de pagar por ser quien divide a los vivos de cuanto ha ocurrido antes, de cuanto ha de venir después. 

Muerte no es depresiva, es vital, optimista, sabia, entusiasta. Ama la vida, quizá porque sabe mejor que nadie su significado y lo efímera que esta es.

“Cuando la primera vida existió, yo estaba allí esperando. Cuando la última vida muera, mi trabajo se habrá terminado. Pondré las sillas sobre las mesas, apagaré las luces, y cerraré el universo tras de mi, cuando salga”.

Fue porque me gusta tanto el personaje y porque me fascina tanto el tema de la muerte, que hice una sesión de fotos con el fotógrafo Jorge Lázaro y con Sandra Redondo, yo caracterizada como Muerte. Después, recopilé algunas de las cosas que he escrito respecto a la muerte, tema bastante recurrente en mi poesía, así como varios pasajes del susodicho cómic. Aquí tenéis los enlaces:

Vita Eterna

Carpe Diem


El son de sus alas


Death's Wings

Death's wings (las alas de Muerte)


"Existe una pequeña historia árabe que dice que la Muerte tiene unas alas enormes cubiertas  de ojos, y que cada vez que un mortal muere, todos los ojos se cierran solo por un momento".

(Neil Gaiman, The Sandman)

Fotografía: Jorge Lázaro. Maquillaje: Sandra Redondo

lunes, 13 de abril de 2015

El delirio

Hace mucho, mucho, mucho tiempo; cuando la Humanidad era joven y la Naturaleza era virgen y salvaje, los hombres vivían en armonía y en paz, desconocedores de los males de la Tierra.

Los humanos entonces eran inocentes y vivían sin más preocupaciones que la de la supervivencia diaria. Su entorno les sorprendía con nuevos hallazgos cada día y en comuna avanzaban siempre hacia una vida mejor y más fácil. La delicia era quien gobernaba sus vidas.

Sin embargo la felicidad no podía durar para siempre. En su egoísmo muchos se olvidaron de respetar a la madre naturaleza que tanto les había regalado y se olvidaron de respetarse los unos a los otros.

El tiempo pasó y con él llegaron las primeras guerras y los asesinatos a sangre fría. El odio y la traición conducían a hombres y mujeres. Su avaricia no conocía límites y destruía todo cuanto les rodeaba.

Así, lentamente, como un gas venenoso, la maldad se fue extendiendo por el Mundo y esta, con el tiempo, derivó en la locura.

Los humanos ya no eran humanos, y ya no vivían gobernados por la delicia. Había llegado el reinado del delirio. Cada cual, encerrado en su burbuja, intentaba sobrevivir a sí mismo y a los demás. El Mundo era un lugar peligroso, siniestro y desconcertante. 

Y ya nadie recuerda que una vez las cosas fueron diferentes. Aunque sepan que no siempre el Mundo fue como ahora lo conocen, también saben que los cambios no pueden deshacerse.


(Cuento propio basado en el  cómic "Vidas breves" de The Sandman)