Fairy Oak

Fairy Oak

miércoles, 23 de mayo de 2012

Burlesque


En la media sombra de una mala noche
Me refugio en antros de dudosa moral pagana
Mira a las reinas del burlesque moverse
Esas perras harán que mi noche acabe mal
Me sumergiré en las entrañas del vicio
Y cuando esté allí dentro no querré volver a salir.
Miras esas tiras sucias de viejos corsets
Todo el alcohol que ya corre por mis venas,
La locura ya no desea permanecer oculta
La desesperación ya no tiene más alternativa
Mira esas bailarinas de cabaret,
Mira sus medias rajadas a cuchillo,
Míralas tan asustadas,
ellas no tienen a nadie
yo ahora tampoco.
Y esa música que corrompe mis deseos
Qué otra cosa puede hacer un loco.
Y esos acordeones, ese piano,
El humo flotando, los pulmones sufriendo;
Los ojos llorosos, el corazón aplastado;
No pude hacer otra cosa, lo siento
 No había remedio y el alma me indujo a pecado;
Y no digo que me arrepiento
Y el local quedaba desierto,
Manchas de sangre en el suelo
Y esas perras siguen bailando
Y bailan y bailan y bailan
Y bailan
Y yo ya ni siento ni padezco.

Dibujo de Julia G. No

miércoles, 16 de mayo de 2012

Vita Eterna

Those who need to live
 forever are those who have
 serious trouble with themselves  
and in their life.

    La muerte es la manera 
de reconciliarse con la vida 
y con uno mismo. 
Volvemos a lo que fuimos,
  retornamos al punto de inicio.



Fotografía Jorge Lázaro
Maquillaje Sandra Redondo
Texto Paula Zurimendi

Miedo a la luz

Pequeño poema acerca de olores,ausencia y presencia de luz, estrellas y miedos.

Hay una habitación vacía,
hay una habitación sumida en oscuridad.
La oscuridad es espesa y pesada
como un manto negro de terciopelo
huele a viejo y a liberación, 
huele a todo y no huele a nada.

Hay una habitación en penumbra 
hay una habitación casi a oscuras
hay un punto de luz en su centro
 como una estrella bailarina 
danzando soltera en el Universo
y huele a melancolía.

Hay una habitación iluminada,
hay una habitación de luz colmada
la claridad inunda mis pupilas
pero la habitación esta vacía,
en la habitación solo hay nada.

Ahora la soledad ha sido quebrada
por un grito que se ha llevado la luz.
Ahora la habitación huele a pánico, 
ahora la oscuridad está aterrada,
ahora el aire no huele a nada;
peces luminosos flotan en mi alma.

Ahora abro la ventana,
mis ojos absorben la noche que duerme 
afuera,
y se han marchado las estrellas:
tenían miedo del olor al miedo
temían,
para siempre,
perder sus bellas alas de blanco fuego.

Ahora respiro, ahora no tengo miedo,
la luz de la nada se ha ido
ya no puede amenazar mis sueños.
No quiero ver la frialdad blanca de la vida
yo prefiero aspirar los efluvios,
oscuros,
embriagarme del todo, de este aire negro. 


Dedicado a Aitor y a Pedro cuyas conversaciones me han inspirado para el poema, de alguna manera :)


Don't be afraid of the darkness, she' ll never hurt you.

martes, 15 de mayo de 2012

Perder la cabeza

 He perdido la cabeza.

Ahora la uso como cenicero.

En ella arrojo cenizas de la hoguera

 que hice con mi cerebro y cabello.



Ya no hablo, 

 ni fumo, ni bebo, 

No veo, ni oigo,

 ni siento, ni padezco 

ni huelo ni saboreo, 

ni pienso ni reflexiono...

 tampoco lo echo de menos.


Guardé mis ojos en peceras 
de cristal con formol,

tal vez los ensarte como colgantes y los venda.

La lengua usaré 
como amuleto afrodisíaco;

los dientes los he plantado en un huerto maldito bajo un cementerio

y crecerán árboles de sonrisas para aquellos que 

estén sufriendo.

Mis orejas di de comer al perro del vecino,

para que se indigeste con las cosas malas 

que durante la vida he escuchado.


La nariz ahora sostiene lapiceros,

mis labios  besan desconocidos

cuyos sentimientos fueron heridos

y ya no les importa que estos tengan 
o no dueño.

De los huecos secos de mi calavera
 brota el humo de una vida
 que poco a poco se 

consume.

Y se acostumbrarán a ver solo mi 

cuerpo decapitado,

Lentamente olvidarán que yo antes era más que un 

cadáver,

que una vez tuve ideales, sueños, deseos;

Que una vez reí, amé, lloré y viví como ellos.

He perdido las ideas la cabeza.

Tal vez ellos también la pierdan

y, tarde o temprano,

olviden que una vez la poseyeran.

Tal vez, un día de estos, 

lo raro sea el tenerla.


                     Pequeño poema extraño escrito de madrugada.
                    For V, because of his idea.

viernes, 4 de mayo de 2012

Pequeño aunque peculiar relato.


Al lector que desee disfrutar del relato, no lea el mensaje en color púrpura del final hasta haber acabado el relato escrito que presento a continuación. ¿Qué hará ahora que sabe esto? ¿Leerlo antes... o no?

SUR-REA-LISM
Miré a mi alrededor sin saber dónde me encontraba. No recordaba cómo había llegado hasta allí. Tampoco recordaba haber estado nunca en un lugar semejante.


Poco a poco mis pupilas se habían acostumbrado a la penumbra, observé en silencio la estancia en la que me encontraba. Solo veía mesas y sillas de todos los tamaños y formas a mi alrededor. Una superficie horizontal enfrente de mí. Parecía la barra de un bar. ¿Lo era?


Tras la barra, numerosos estantes llenos de botellas medio vacías, botes de pintura, viejos relojes y otros cachivaches. Una espesa, aunque fina, nube de humo gris sobre mi cabeza. Música de jazz alegre de fondo, suave, relajante. Sin duda, un bar. Un bar vacío. Pero no me resultaba familiar. ¿Sería la amnesia consecuencia del alcoholismo? Pero tampoco recordaba haberme emborrachado jamás. El alcohol me provoca náuseas y ganas de vomitar…


-Eh, chaval- La voz me sacó de mis pensamientos y me obligó a levantar la mirada de la barra.-chaval-repitió- Oye, ¿vas a tomar algo o qué?

La voz provenía de detrás de la barra. El hombre me miraba entre molesto y cansado.

-Sí, claro. Supongo que sí.

-Pues tú dirás- replicó, manteniendo el tono de fastidio. Miré su rostro atentamente, algo no me cuadraba pero ¿el qué? Orejas grandes, colmillos curvados, nariz alargada… Me sugería algo pero no lograba acertar qué me recordaba.

-Bueno, póngame un refresco de cereza- Suspiré.

- Cereza, ¿eh? ¿No preferirías una buena copa de Gala?

- Gracias, pero no tomo alcohol.

-Como quieras- dijo, y se dio media vuelta para buscar alguna botella, mientras refunfuñaba.


Mientras escuchaba el jazz, permanecí impasible y neutro mirando al frente. De repente, mis ojos se centraron en uno de los relojes de los estantes. Lo observé largo y tendido. No se estaba quieto. Estaba… en movimiento. Se doblaba. Se estremecía. Se retorcía.


Me fijé mejor en el estante. Todos los relojes se comportaban igual. Se movían. Se doblaban. Se estremecían. Se retorcían. Una y otra vez…

-Eh, oye- De nuevo la voz me despertó de la ensoñación.-Estamos espesos hoy, eh- El encargado me había servido ya y estaba esperando a que yo reaccionara, con el ceño fruncido.

-Deje en paz al muchacho- La nueva voz venía de mi lado derecho. Era un parroquiano que bebía lo que parecía ser una jarra de cerveza. No le había visto antes, pero llevaba ahí desde antes que yo, ¿no?-El chaval estaba observando los relojes, ¿no es así?

-Eh… sí, así es. Era, quiero decir.- El encargado volvió a lo suyo. El jazz fue desvaneciéndose y dio paso a una melodía melancólica, tal vez violines.

-Unos relojes peculiares, ¿no le parece?

-¿Cómo?

-Los relojes, muchacho, los relojes. Sin duda, la memoria que persiste es la que causa estos estragos.

-Sí, claro, sin duda…- una brisa de olor agrio me golpeó la cara. Observé a mi interlocutor. Era curioso, pero su aspecto sí me recordaba en cierta manera peculiar, aunque estaba seguro de no conocerle en absoluto. Su apariencia no era fuera de lo común, ¿o sí? Abdomen blando, cabeza de múltiples ojos pequeños y brillantes, antenas delgadas y sombrero de copa.


-¿Cuántos sueños cree usted que puede albergar una única carpa dentro de una granada?

-¿Cómo?

-Bueno, ya sabe, la conversación estaba un poco parada y el silencio me causa cierto malestar que…

-Disculpe, me distraigo con facilidad.

-Ya… ¿No será usted alcohólico por casualidad?-El tono en que hizo la pregunta me dio a entender que estaba muy molesto de repente.

-No, todo lo contrario. El alcohol me da arcadas.- El individuo pareció relajarse.

-Muy bien, muy bien. Es que yo soy médico, ¿sabe? Me tomo estas cosas muy en serio.

-¿Es usted médico?

-Desde luego, y de los mejores; me atrevería a decir. ¿No se ha fijado usted en mi sombrero? Los detalles son los detalles.

-Sin duda…- Nuevamente permanecimos un buen rato en silencio. Ya no se oía música de ninguna clase. De vez en cuando, escuchaba algo así como maullidos de gato lejanos. O tal vez fuesen grillos cantando. 

Nuevamente, mi acompañante de barra tuvo que romper el hielo.

- ¿Y no bebe usted, de todas formas, una copita de Gala? No tiene nada de alcohol, se lo aseguro. Puedo convidarle si lo desea. A ella le gustaría.

-¿Ella?

-Gala. La dueña de este bar.

- Pero yo creía…

-¡Pero se equivocaba!- Me interrumpió riéndose estrepitosamente- Es usted más equívoco que los largos y retorcidos bigotes de un relojero totalmente chalado. Pero mire, por allí se acerca ella. La más hermosa que pueda encontrar, se lo aseguro.


Chalado, desquiciado. Por las escaleras que hasta ese momento no había visto descendía elegantemente una dama que llegó hasta nosotros y nos sonrió con la mirada. Médico y camarero se pusieron a charlar despreocupadamente de todo y de nada, sobretodo de nada, ignorándonos por completo.

-Buenas noches, señorita.- Saludé muy cortésmente. Ella se limitó a inclinar la cabeza. Era algo más alta que yo. La música había regresado. Sonaba algo histérica y agobiante, pero yo solo tenía oídos para el silencio de Gala. No había ningún olor que pudiera percibir. Solo a ella la percibía. No hacía ni cinco segundos que la conocía y ya lo deseaba todo de ella. La deseaba.


Charlamos durante minutos que se me hicieron horas. Los relojes ahora estaban quietos y poco a poco, se derretían como la mantequilla al sol. Pero yo solo tenía ojos para ella. Era tan elegante, tan bella, tan sutil… No podía apartar la mirada ni aunque quisiera.

Bebí numerosas copas de Gala y me emborraché sin necesidad de probar una gota de alcohol. El parroquiano y su interlocutor nos observaban de reojo divertidos. En un momento determinado, nos hicieron una seña con la cabeza en dirección a la escalera. Sin pensarlo subimos, agarrados, peldaño a peldaño, y penetramos en un pasillo oscuro y frío. Me dirigió a una puerta, tras la cual se encontraba un cuarto pequeño, algo insulso, sin muchos muebles, pero más cálido que el resto del establecimiento. 


Gala me tumbó en una enorme cama. Era tan grande que casi ocupaba toda la estancia, una cama de matrimonio confortable. Sabíamos lo que queríamos cada uno del otro. Deseaba reposar con ella. Su belleza. Su tez verdosa, su figura esbelta, sus colmillos, sus patas largas y afiladas, su mirada de vidrieras negras… definitivamente: Ella.


Gala, Gala. Repetía su nombre de forma pasional una y otra vez mientras ella me desnudaba y me besaba con lentitud y maña.


Continué repitiendo su nombre mientras ella me devoraba. Sencillamente, lenta, pausada y fríamente, con sus fauces arrancaba pedazos de mi cuerpo y, poco a poco, me devoraba.

Se movían. Se doblaban. Se estremecían. Se retorcían. Una y otra vez…


De fondo, a lo lejos, volvía a sonar una alegre, suave pero agradable, melodía de jazz.


  
Como el lector habrá podido observar, si tiene conocimientos más o menos básicos de literatura y arte, en este relato me he inspirado en los artistas Kafka y Dalí, logrando una historia algo surrealista y kafkiana, probablemente incluso levemente perturbadora. Espero que captéis todos los pequeños detalles y referencias, y que disfrutéis con su lectura (o no).

Mención especial a Lu, ya que gracias a su concurso literario me animé a acabar este relato que llevaba tiempo queriendo escribir aunque me temo que no he llegado a tiempo para presentarlo en su concurso porque a mí me lleva mucho tiempo acabar mis "obras", soy un tanto vaga (demasiado) y dejada para la cosa de escribir. Por eso mis relatos y poemas suelen ser más bien cortos jejejeje...

¡Gracias, Lu! Espero que te guste ;)



jueves, 3 de mayo de 2012

Rutina


Velas, poesía,
cenizas de cada día;

Una niebla extraña
todas las mañanas.
Incómodas miradas
al espejo, de madrugada

Despertar con un sobresalto
intentando no perder el contacto
con los sueños que me asolaban.

Todo es tan bizarro.

Malestar en el desayuno
sabe bien en mis tostadas
Ya no miro por la ventana
ya sé lo que me espera
un gato me observa desde fuera

Es el minino de las rutinas
Es el tedio de las mañanas
Es lo mismo día tras día
Es una débil y gris llovizna
que apuñala el corazón, que lo roe,
lo convierte en trizas; Día tras día,

día tras día,

día tras día…

 Imagen hecha a partir de dos fotos encontradas en Google images