Fairy Oak

Fairy Oak

lunes, 8 de octubre de 2012

La joven y el mar.


En ocasiones me siento
a descansar en la playa.
La mirada perdida, algo ensoñada,
hacia el horizonte se escapa.

La brisa marina
ensordece mis oídos.
Las olas tranquilas
lamen mis pies descalzos,
el sol mi piel va quemando.
(Me estremezco en escalofríos).

Mis pensamientos
son remolinos:
apenas si puedo
seguirlos y retroceder
y perderme en recuerdos
que siempre tienen que ver
con veranos muertos, olvidados.

Mi mente delira y destruye.
Ya no sé que he de hacer.
Sobre la arena ardiente
me dejo caer
y se van silenciando,
lentamente,
los susurros del pasado.

Solo queda la voz del mar,
su canción
mi alma va calmando.
Respiro profundo,
quedo tranquila.

Una gaviota paseando
para en seco y me mira.
Me hace un gesto de desdén
y se aleja.

A mí ya nada me queda
más que marcharme;
así pues me levanto
y caminando, ligera,
voy dejando atrás
la arena, las gaviotas,
las olas y lo demás

Desde las aguas me espía una ninfa.
Desde los mares, Neptuno suspira.


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