Hola, cómo estás.
Ha pasado mucho tiempo ya,
pero espero que aún me recuerdes.
Quién iba a decir que volveríamos a hablar,
por un medio tan peculiar,
después de tantos años en silencio;
entonces, cuando éramos uña y carne.
Recuerdas que fuimos inseparables,
recuerdas todos nuestros absurdos planes,
los que llevamos a cabo
y los que jamás realizamos.
Recuerdas que nunca llegamos a enamorarnos,
aunque llegaron a decirnos, deberíais casaros.
Yo entonces no lo entendía o no lo pensaba,
ahora lo recuerdo y me río en silencio.
Quién iba a decirlo entonces,
porque éramos inseparables,
como suele decirse,
la vida nos llevó por distintos caminos
y jamás volví a hablar contigo.
Todo este tiempo, muchas veces te he olvidado
y otras tantas seguías aún a mi lado.
Te he echado de menos muchas noches amargas.
Y he de decir que tampoco recuerdo bien, ni tu voz ni tu rostro,
si no fuera por aquella antigua foto...
Ha pasado tanto tiempo. Tanto, que siento que te pierdo.
Entonces, un día, bajé a Madrid y encontré
aquel parque por donde paseábamos.
Y regresaron de golpe los recuerdos, los planes,
tu voz, tu rostro, nuestros sueños.
Y pensé que tal vez tú ya te habías olvidado,
pensé, ha pasado tanto tiempo;
puede incluso que hayas muerto. Y tuve miedo.
Pensé: ha pasado tanto tiempo,
al final nos hemos hecho viejos.
Y me obligué a mirar la vieja foto, a escribir estas palabras
que no sé si alguna vez leerás.
Y hasta aquí mis pensamientos,
no sé si llamar a esto despedida
o una invitación de reencontrarnos,
después de tanto tiempo...
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