Fairy Oak

Fairy Oak

lunes, 18 de noviembre de 2013

La explosión del orgasmo de un ego.

Se apagan las luces. La oscuridad no es completa, pero se siente.

La música ha comenzado.  Es esa canción. Notas un calor que conoces bien, demasiado,  la fuerza y la energía de la adrenalina.

La sala está llena de gente pero no puede haber nadie más que tú. 
¿Lo notas? El deseo de que todos te miren, te admiren. Solamente a ti. Solo eres tú entre un montón de anónimos.

Te mueves a su ritmo, la música fluye por tus venas. La inactividad es insoportable. Te mueves, giras, bailas. Estás en el centro. Estás en todas partes. Ya no sabes dónde estás. Ya no sabes lo que haces.

Has cerrado los ojos. O tal vez no. Solo ves luces de colores y todo es demasiado rápido y borroso. Los demás te ven, no pueden evitarlo, eres un destello demasiado luminoso como para ignorarte. Un neón fuera de control. Una bola de fuego y a punto de estallar.

Ya no hay forma de parar.

Todos ellos. Te desean. Todo. Te necesitan. Tu cabello se desmelena contigo. Tu sombra baila a tu alrededor, intentando seguirte el ritmo, intentando hacerte sombra.


Estoy en el centro. Soy el centro. El Universo se mueve alrededor de mí. Sigo moviéndome. Sigo bailando. Respiro la música y soy incapaz de pararme.

 Todos me miran, tienen que mirarme. Mi pecho se hincha con aire caliente y energía. Soy un torbellino, soy pura ebullición. El calor aumenta, y aumenta y aumenta… Si me tocas te fundes al instante. Ardo como el propio fuego.

Miradme todos. Queredme. Admiradme. Alabadme. Deseadme.
Me necesitáis y yo a vosotros. El tiempo y el espacio ya no existen. La canción llega a sus últimas notas. 

Mi máxima expresión de todo antes de agonizar. Es la explosión del orgasmo de un ego y una nube de humo negro sale de mí, se expande por la sala y se aleja sin dejar rastro. Me he autoexorcizado. Y después, nada.


La música para y el sueño poco a poco se desvanece

De pronto eres consciente realmente de la gente que te rodea. Nadie te estaba mirando y si lo hacían no con especial atención. Nadie te desea. Nadie se ha fijado en ti. No bailas especialmente bien.
 La chispa de tus pupilas se va apagando a la vez que tu cuerpo se enfría.

Ahora buscas esconderte en la sombra, fundirte con la pared en la oscuridad. Que nadie te mire, que tu presencia pase desapercibida. Nadie te recordará, una noche menos, una noche más.


Pero al menos lo has hecho. Has sido. Has estado. Y los demás qué importan. Olvidemos una vez más esta noche. Olvidemos.

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