Fairy Oak

Fairy Oak

martes, 17 de julio de 2012

Blanco y escarlata.


Ella tenía labios de cereza.
Sus ojos eran estrellas apagadas
aunque igualmente brillaban.
Tenía cabello oscuro y ondulado
que como un mar de azabache 
se abrazaba a su tez pálida 
y se mecía en oleaje con la brisa
de la mañana.

Ella tenía siempre una sonrisa para todos
y para mí,
un guiño del ojo.
Sus movimientos eran la envidia 
de las bailarinas,
rusas, suecas, francesas,
cuando camina parece que se eleva 
al menos medio palmo
sobre vuestras cabezas.

Solo a ella en las fiestas se miraba,
su voz al cantar tan solo se oía
y diríais que Apolo 
como a una de sus musas
inspiraba y dirigía.
El temblor de su garganta al entonar
en nada se podría comparar
al de aquellos que la observaban...

Ella tenía un vestido blanco sencillo
como la nieve virgen en enero
ahora lo tiene manchado de escarlata
Ahora no sonríe, ni baila, ni canta.
Ella tenía labios de cerezas,
sus ojos eran estrellas apagadas.


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