Tuve sexo
con la Muerte...
puedes llamarlo
necrofilia.
Me atiborré
de pastillas
para ser feliz
y acabé en sobredosis
de indiferencia.
Había un libro
de autoayuda...
y no supe
pasar página.
Me dejé caer...
me dejé llevar...
me perdí de vista
y jamás me he vuelto
a encontrar.
Fairy Oak
domingo, 25 de enero de 2015
lunes, 19 de enero de 2015
CRÓNICA CULTURAL: 'VERSOS EN EL DESIERTO'
Fotografía de Noelia Toribio |
¿A qué se va a un bar? A beber, dirán
unos. A escuchar música, dirán otros. Lo que pocos responderán,
casi seguro, es que a un bar se va a escuchar o recitar poesía. Y no
porque no les guste el plan, sino porque no es lo habitual.
El Desierto Rojo es uno de los pocos
bares de Valladolid, que no el único, que acoge recitales de poesía
con cierta frecuencia. Un viernes de cada dos semanas, poetas y
amantes de los versos se reúnen en el local para recitar unos y
escuchar otros. El pasado 9 de enero fue uno de esos viernes.
El evento daba comienzo a las ocho y
media de la tarde, o eso decía la página de Facebook del bar pero
lo cierto es que a esa hora la mayoría de la gente estaba todavía
entrando y acomodándose en los sofás, sillas y taburetes del
originalmente decorado local. Para muchos de los allegados no era la
primera vez en una cita de estas características, por lo que ya se
conocían y se saludaban. Los novatos que se habían animado a
asistir gracias a amigos veteranos, eran presentados.
Aquellos que tenían intenciones de
subirse a improvisado escenario, primero tenían que dar su nombre a
un joven con perilla y sombrero, que además de recitar presentaría
a cada uno de los que participasen en el recital.
Finalmente, a las nueve, con el
Desierto repleto de poetas y público, comenzó la velada poética,
cuyo transcurso se dividía en tres partes: primero, saldrían los
más veteranos, miembros del grupo vallisoletano Susurros a pleno
pulmón, después sería turno del micro abierto para no tan
veteranos y por último, recitarían de nuevo los primeros, si es que
se animaban a repetir.
Los poetas de Susurros dieron la talla
y demostraron que no era su primera vez sobre las tablas. Hombres y
mujeres, de edad diversa, subieron a leer de tres en tres sus
creaciones a un público entusiasta que aplaudía antes y después de
cada poema. Los sentimientos brotaban a flor de piel, o más bien a
flor de pluma y los susurros llenaban el aire del Desierto Rojo.
Gran parte de los poetas eran ya
conocidos por el público: Pablo Otero, el más veterano y uno de los
responsables del evento; Paula Aguirrezabala, Chapu Valdegrama...
algunos, como Óscar Sejas, se habían acercado exclusivamente desde
Madrid para acudir a la cita. Todos ellos leían de libreta o de
móvil, pocos se atrevían a recitar de memoria. Sandra García subió
a escena armada con poemas y con una guitarra para cantar sus versos.
Durante el micro abierto, los poetas
menos versados en materia no bajaron en absoluto el listón impuesto
por sus compañeros. Si bien para algunos era su primera vez, no se
les notó en absoluto: ni temblores, ni miedos escénicos. A eso de
las once y media, regresó el micro a los veteranos de Susurros, o al
menos a aquellos que se hubieran quedado con las ganas de recitar.
Varios poetas aprovecharon para agradecer al público su presencia y
expresaron su sorpresa al ver tamaña audiencia en el recital.
A las doce, después de tres horas de
poesía al calor del Desierto Rojo, se dio por finalizada la sesión.
Una vez apagados los focos y con la música sonando de nuevo, los
participantes en el recital se hicieron una foto de grupo e
intercambiaron impresiones y direcciones de correo. Tal vez, el
próximo viernes, otros se animen a recitar por primera vez y aumente
el número de poetas de Valladolid.
sábado, 10 de enero de 2015
Como viene, se va
A base de no hablar,
se me secará la memoria.
Y a falta del pensar,
se forman agujeros en mi mente,
por los que se escaparán
mis ideas, mis pensamientos;
volarán todos ellos
el día que sople de más el viento.
Con la vejez veré cómo desaparece
mi vida,
perdiendo mis recuerdos.
No quedarán más que cenizas
del fuego que una vez ardió dentro.
Y como las olas del mar,
que vienen y van,
ahora conservo mis días;
mañana ya no estarán.
Lo que perdone el tiempo,
lo devolverá la marea.
Lo que no, sin más,
un día se olvidará.
se me secará la memoria.
Y a falta del pensar,
se forman agujeros en mi mente,
por los que se escaparán
mis ideas, mis pensamientos;
volarán todos ellos
el día que sople de más el viento.
Con la vejez veré cómo desaparece
mi vida,
perdiendo mis recuerdos.
No quedarán más que cenizas
del fuego que una vez ardió dentro.
Y como las olas del mar,
que vienen y van,
ahora conservo mis días;
mañana ya no estarán.
Lo que perdone el tiempo,
lo devolverá la marea.
Lo que no, sin más,
un día se olvidará.
lunes, 5 de enero de 2015
Desátame
De una noche en calma,
surge tormenta de pasión.
Me ato a una sensación
como ato a un amante a la cama.
Nuestros alientos se hacen uno,
en el fuego de un dragón.
Aspiro tu calor profundo.
Mis pensamientos fundidos en humo.
Sé que olvidarte no puedo,
pues me impregnas de tu olor,
cada vez que coincidimos
bajo un mismo techo, los dos.
surge tormenta de pasión.
Me ato a una sensación
como ato a un amante a la cama.
Nuestros alientos se hacen uno,
en el fuego de un dragón.
Aspiro tu calor profundo.
Mis pensamientos fundidos en humo.
Sé que olvidarte no puedo,
pues me impregnas de tu olor,
cada vez que coincidimos
bajo un mismo techo, los dos.
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