Fairy Oak

Fairy Oak

sábado, 10 de mayo de 2014

El día en que mis ojos se fueron.

Cansados de tanto mirar,
mis ojos se desprendieron de sus cuencas.
Dijeron "¡Hasta luego, nos vemos!"
Y de un salto desaparecieron.

Privada de la vista, 
el ordenador y el móvil no parecían ya interesantes.
¿Qué hacer, entonces?
Cogí un libro pero no podía leerlo.
Miré un cuadro pero no podía apreciarlo.

Salí a la calle, aburrida.
La gente me veía 
pero yo no los veía a ellos.
Tan solo vagaba por ahí, 
a tientas.

Y, de pronto, ocurrió.
Escuché con atención 
y me di cuenta 
de que oía cantar a los pájaros
y hablar a las personas.

Mi nariz percibió el olor 
a lluvia y a verano.
Mis dedos acariciaron
y mis labios sonrieron a todo el mundo, 
indiscriminadamente.

Paseé y paseé. 
Sin saber por dónde ni con quién,
durante varias horas,
hablé con mendigos,
prostitutas y drogadictos.

Al final, se hizo de noche
sin que me diera cuenta.
Regresé a casa, pensando
¿Cómo he podido estar tan ciega?

Ya en mi cuarto, me encontré con mis ojos
que gritaban "¡Hemos vuelto!"
Sonreí y les dije  "Esta noche no os necesito".
Me fui a dormir, agotada, y por primera vez
soñé sin ver mis sueños.